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Partiendo de la idéa que el hombre recibe y debería cumplir los mandatos de "Dios"; se entiende que los seres humanos estarían más predispuestos a obedecer -dentro de determinados principios- que a mandar a sus semejantes (sobre todo cuando se superan o sobrepasan atribuciones).
Por ello todo aquel que abusando de la autoridad -que por principio liberal y pluralista debe privar en toda circunstancia- se excede en el mandato "que siempre debe ser conferido por sus semejantes"; está -por decirlo de alguna manera- queriendo equipararse a un Dios y por tanto su error y pecado no lo llevarán a un pleno estado de satisfacción o bonanza y -más bien- se diría que ha equivocado por mucho margen el camino de su vida.
Por ello todo aquel que abusando de la autoridad -que por principio liberal y pluralista debe privar en toda circunstancia- se excede en el mandato "que siempre debe ser conferido por sus semejantes"; está -por decirlo de alguna manera- queriendo equipararse a un Dios y por tanto su error y pecado no lo llevarán a un pleno estado de satisfacción o bonanza y -más bien- se diría que ha equivocado por mucho margen el camino de su vida.
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por Jorge Horacio Richino.
por Jorge Horacio Richino.
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